“Si yo fuera el diablo…” Paul Harvey
“Si yo fuera el diablo…” (Advertencia para una nación)
Paul Harvey
3 de abril de 1965
Estimado lector, tome nota de la fecha.
Este mensaje por el legendario comentarista de radio Paul Harvey fue
transmitido por ABC Radio el 03 de abril de 1965.
“Si yo fuera el diablo… quiero decir, si
yo fuera el Príncipe de las Tinieblas, desearía, desde luego, sumergir a la
tierra entera en tinieblas. Poseería una tercera parte de sus terrenos y cuatro
quintas partes de su población, pero no sería feliz hasta no haber agarrado la
manzana más madura del árbol. Así que, me las arreglaría comoquiera que fuera
necesario para tomar control de los Estados Unidos de América. Comenzaría con
una campaña de susurros. Con la astucia de una serpiente, susurraría a usted, como
susurré a Eva: ‘Haga lo que quisiera. Haga cómo quisiera’. Susurraría a los
jóvenes: ‘La Biblia es un mito’. Les convencería que el hombre creó a Dios en
vez de viceversa. Les confesaría en secreto que lo malo es bueno, y que lo que
es bueno es ‘carca’. Al oído de los que acaban de casarse susurraría que
trabajar es degradante; que las fiestas de cóctel hacen bien a uno. Les
advertiría que no fueran extremistas cuando de la religión se trata, o del
patriotismo, o de la conducta moral. Enseñaría a los ancianos a orar. Les
enseñaría a repetir tras mí: ‘Nuestro Padre, que está en Washington…’.
“Si yo fuera el diablo, educaría a los
autores sobre cómo hacer la literatura morbosa aún más excitante de tal manera
que cualquier otra cosa pareciera aburrida y sin interés. Amenazaría a la
industria de la televisión con películas de largometraje todavía más sucias, y
viceversa. Entonces, si yo fuera el diablo, me organizaría. Infiltraría
uniones, abogando por más holganza y menos trabajo, pues las manos desocupadas
usualmente trabajan por mí. Pasaría estupefacientes a quien pudiera. Vendería
bebidas embriagantes a damas y caballeros distinguidos. Y pondría embobados a
los demás con pastillas. Si yo fuera el diablo, animaría a las escuelas a
refinar el intelecto de los jóvenes, pero a no preocuparse por inculcarles la
disciplina de emociones –deje que estas corran desenfrenadamente. Designaría a
una ateísta que me representara en las cortes más altas del país y motivaría a
predicadores a decir ‘Ella tiene la razón’. Valiéndome de halagos y promesas de
poder, podría conseguir que las cortes legislaran a favor de lo que concibo
como opuesto a Dios, incluso la pornografía, y así, echaría a Dios de los
tribunales, y luego de las escuelas, y entonces de las recámaras del Congreso,
y entonces, en sus propias iglesias sustituiría la psicología por la religión,
y deificaría a la ciencia, pues haciendo esto, los hombres podrían adquirir
suficiente inteligencia para crear armas de destrucción masiva pero no la
sabiduría necesaria para controlarlas.
“Si yo fuera Satanás, haría que el símbolo
de la Pascua fuera un huevo, y que el símbolo de la Navidad fuera una botella.
Si yo fuera el diablo, tomaría de los que tienen, dándoselo a los que no
tienen, hasta el punto de acabar con lo que incentiva a los ambiciosos. Y
entonces, mi estado policiaco obligaría a que todo el mundo volviera a
trabajar. Luego, podría disolver a las familias, haciendo a niños servir en las
fuerzas armadas, a las mujeres trabajar en minas de carbono, y objetores, en
campos de concentración. En otras palabras, si yo fuera Satanás, seguiría
haciendo lo que él ya está haciendo.
“Paul Harvey. Buenos días.”
Nota:
Harvey fue un amigo cercano al evangelista
Billy Graham. A partir de 1970 hasta mediados de la década de 1980. Harvey,
asistió al Calvary Memorial Church en Oak Park, cuando la iglesia se trasladó
desde su ubicación original en el Madison Street la antigua Iglesia
Presbiteriana en la calle Lake.
Paul Harvey, se asoció con varias
congregaciones de diferentes denominaciones. Él y su esposa asistían
regularmente a la Iglesia Adventista de Camelback en Scottsdale, Arizona
durante sus inviernos allí. A menudo citaba a la adventista pionera, Ellen G.
White en sus emisiones por lo que recibió el premio: “Micrófono de Oro” por su
profesionalidad y amabilidad en el trato con la Iglesia.
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