[ El DRAMA del hermano del Pródigo ]



En Lucas 15:29-31 encontramos una narración muy conocida. Normalmente en esta parábola se centra la mente en el padre y en el hijo que se fue de la casa. Pero hoy yo quiero traer su visión para ver otro aspecto de esta parábola, el otro hijo. Éste dijo al padre: “He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.” Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.”

La diferencia entre un hijo y otro

El hijo que pidió sus bienes y se fue, creyó que tenía bienes y que una parte de lo que había en la casa era también suyo, y el padre no lo negó sino que lo entregó. ¿Hizo mal el hijo en irse de la casa? ¿Hizo mal en pedir lo que era suyo? Por supuesto que no. El tema del hijo que se fue de la casa se agrava cuando estando en el camino comienza a modificar su conducta y vive perdidamente; el texto es muy contundente, dice que malgastó lo que era suyo pero ¡gastó lo que era de él! apunto de llegar al hambre, ésta una lección extraordinaria (de las personas que malgastan lo que tienen) su sentido de valor se pierde, abusa de la oportunidad; este jovencito hizo eso, pero al sentir hambre volvió en sí. Este hijo era íntegro en comprender su estado, su condición. Al regresar, el padre lo recibe con amor, lo recibe con perdón. (Ya hemos analizado esta parte de la historia en entregas anteriores)

Ahora bien, el hijo que no se fue de la casa, es del que yo quiero ocuparme porque el punto que estamos tratando en esta ocasión es: todo es tuyo pero no lo ves.  Este joven que quedó en la casa nunca vio lo que era suyo, ¡nunca lo vio! Por eso se disgusta de tal manera que se atreve a hablar de forma insolente con su padre. Los textos reflejan la arrogancia que tiene, la forma de reclamo que hace justificándose, poniéndose en una condición superior a cualquiera, diciendo: “yo nunca he desobedecido, nunca he hecho nada diferente a lo que tú me dices. Y ahora yo reconozco que tú no me honras, que no me tienes en cuenta porque ni siquiera un cabrito me has dado.” Es lo que está reclamando, y luego se compara. Eso es a lo que quiero que prestes atención. ¿Qué es lo que impide que las personas puedan ver lo que es suyo? Compararse todo el tiempo es uno de los impedimentos.


¿Qué es lo que impide que las personas puedan ver lo que es suyo?

1. Compararse todo el tiempo. Un impedimento terrible es vivir comparándose. Cuando una persona se pone en esta posición ya está perdiendo; por más amplio que sea su futuro y por más extraordinarias que sean sus oportunidades, éstas comienzan a dañarse y a perderse en el momento que empieza a compararse. Si usted conoce a gente que se compara todo el tiempo sepa que esta persona tiene un gran impedimento para lograr y alcanzar lo cometido.

2. No disfrutar de lo que tiene. La persona aun teniendo no disfruta lo que tiene porque hay una venda en sus ojos para ver lo agradable que hay en lo que tiene, lo bueno, lo útil. Si se trata de sabor ¿qué sabroso podrá ser?; si se trata de valor ¿cuánto valor podrá tener para que me de disfrute? La persona se cohibe de disfrutar de lo que tiene.

3. Cuando las relaciones son pobres. El estado relacional que comienza en la familia se extiende al núcleo del trabajo y amigos. Si estas relaciones en estos tres niveles no se enriquecen, no fluyen, sino que se empobrecen, la persona tiene un gran impedimento porque no ve que tiene familia, hogar y amigos. Hay un estado de desconfianza tan grande que la persona rechaza todo dentro de su propia casa, en su hogar y con sus amigos. Enriquecer las relaciones es sabiduría, es conocimiento, es inteligencia; Jesucristo cita una parábola y dice que un señor alabo a su siervo porque ganó amigos cuando vio que las condiciones eran amenazantes para él y cuando él percibió que el mal venía dijo: voy a buscar hacer amigos para que cuando la hora de la dificultad llegue yo tenga con quien apoyarme. Pero usted va a encontrar personas que están en dificultades para tener buenas relaciones en la familia, en el trabajo y entre los amigos.

4. Hacer las cosas con amargura. La persona es un hacedor: puede trabajar, puede cumplir con la hora, puede aun cumplir con las tareas pero dentro de él hay un grado de amargura grande. Lo hace porque siente que esto es como una obligación y esta actitud es muy peligrosa. En Hebreos 12:15 el apóstol que escribe esta carta dice “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe,   y por ella muchos sean contaminados”. Así que la amargura se transforma en un obstáculo, en un estorbo en la vida de la persona, segando los ojos del entendimiento, incluso los ojos físicos para que no vea lo que tiene. En una traducción dice que la amargura es como la hiel y el que tiene hiel sabe cuan difícil es soportar; ella se refleja, la amargura se deja ver en las palabras, en la actitud, en el trato que doy a los demás.

5. Nunca estar satisfecho. La persona esta siempre con una posición y actitud de insatisfacción. Vivir insatisfecho es perder el momento, es perder la oportunidad y el disfrute. Yo aprendí y enseño que la cosa más linda es que uno viva satisfecho. Mira lo que dice Filipenses 4:4 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Un consejo para estar en la posición correcta. Ésta es la disciplina, la forma de drenar todo lo que te afecta y te hace sentir mal, te enoja o te causa amargura; antes de que esto domine tu vida, aprende de este consejo precioso: regocijaos en el Señor. El verso 5 del mismo capítulo cita: “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca”. Tu corazón debe ser liberado de toda amargura, de toda tristeza o dolor que te esté causando daño, drena eso mientras hablas con Dios, mientras derramas tu alma en la presencia del Señor.

Ahora nos planteamos una pregunta acerca de que impide que veamos lo que es nuestro y allí encontramos 5 impedimentos. Ahora, ¿cómo superar esta condición?

El texto de Lucas 15:29-31 aparece porque quiero que observes el estado en que estaba el joven. “Tantos años te sirvo...” dice, y mire la comparación que hace: “pero cuando viene este tu hijo...” ¡Ni siquiera lo tiene como su hermano! Y mire su mente: “a consumido tus bienes con rameras...” ¡Mentira! El hermano llevó lo que era de él y con esto no empobreció al papá , éste siguió igual; así que está mintiendo. Nunca se dice que el joven estuvo en prostitución pero él va adelante y dice que estaba con rameras. También dijo: “has hecho matar para él el becerro gordo...” Este hijo insolente, nunca sumó las comidas que se había comido toda la vida, dice: “a mí nunca”, ésta es la voz del que no ve.

¿Cómo superarlo?

1. Ver las bendiciones y reconocerlas. Estoy seguro que hay bendiciones en tu vida y te desafío a que reconozcas estas bendiciones haciendo una lista de las éstas en cantidad, calidad, tamaño, número y rango. Si te atreves a ponerlas en orden te vas a asombrar de cuántas cosas extraordinarias y hermosas has vivido y tenido; lo que necesitas es ponerlas en orden, activar tu espíritu y tu alma para que reconozcas lo que tienes.

2. Descubrir el disfrute de las relaciones. Es un error no disfrutar de las relaciones en la familia, entre los que son cercanos al hogar. Conservar y disfrutar de las relaciones en la familia, con los amigos y con la gente con quien trabajo, si ofendo a alguien porque levante mi voz, soy capaz de humillarme y pedirle perdón, pero yo no quiero dar un paso hacia adelante dañando las relaciones y dejando de disfrutar de ellas.

3. Hacer diferencia entre sacrificarse por obligación y por amor. Una cosa es que alguien se sacrifique porque se siente obligado y otra cosa es que alguien se sacrifique porque ama a las personas, ama lo que hace y encuentra sentido en el hacer, entonces cuando se está en esta posición se sabe hacer la diferencia. Yo no quiero sacrificarme para alcanzar nada sin amor, si es por obligación no quiero.

4. Participar con alegría en el logro ajeno. Hay gente que le cuesta sentir alegría en el logro ajeno. ¿Quieres medir tu espiritualidad? Ésta es una de las formas de medir, cuando otros prosperan, cuando otros alcanzan y cuando otros tienen logros ¿cómo te sientes? La prueba de que tú estás limpio por dentro es que sientas alegría del logro ajeno. No importa que estés limpio, alégrate con los que alcanzan primero que tú, porque el hecho de que él alcance ahora no significa que tu no vas a alcanzar sólo quiere decir que es el tiempo de él y si te alegras con mañana será tu tiempo.

5. Disfrutar independientemente de lo que nos falte. No vale la pena tener logros sin gozo. Antes de buscar el logro organízate emocionalmente y espiritualmente para que tus logros vayan acompañados de gozo.

Apóstol Satirio Dos Santos.
http://www.centrocristianointernacional.org/

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