CUANDO LOS MUROS CAEN


Una advertencia para nuestra generación.

Con frecuencia escuchamos que Dios tiene un propósito eterno para nuestras vidas.
Todos los que caminamos en su voluntad creemos de todo corazón que nada de lo que nos sucede es por casualidad. Con el paso del tiempo todo cobra un sentido más agudo y la certeza lejos de disminuir va creciendo como un embarazo pronto a manifestarse.
Junto con lo anterior, el mismo principio, se va cumpliendo si caminamos de manera desordenada, descuidada y en pecado.
Por esta razón, lo que vemos hoy, cada baluarte derribado o cada ciudad en ruinas que alguna vez tuvo gloria se debe a que un día por causa del pecado lo que tuvo importancia en el pasado ya no la tiene hoy.
No hay magia en los propósitos de Dios, ni hay magia en el plan de nuestro adversario que ha sido vencido hace mucho tiempo atrás.
JERUSALEN: Una ciudad, símbolo de nuestra vida y símbolo de la Iglesia del Señor se encuentra en el suelo, expuesta a la vergüenza, al ataque y a la burla. La ciudad santa en los tiempos de Nehemías.
Lo más asombroso no es la ruina imperante, sino la complacencia de los que la habitaban. El acomodo a la ruina y miseria olvidando la gloria pasada de esta ciudad.
Toda ruina comienza en un punto, un pequeño detalle, un pequeño trozo de levadura.
Vemos de manera magistral en el libro de Nehemías como se van reconstruyendo los muros de una ciudad en ruinas, no sólo por  fuera, no sólo por una emergencia estratégica por el inminente ataque de los enemigos; sino la ruina del interior, la ruina que se establece en todos aquellos que dejan los principios de Dios de lado, y lo más terrible, los adecúan a los tiempos presentes.
En el capítulo 13 de Nehemías se relata el estado interior del pueblo una vez que los muros ya habían sido levantados.
Vemos el asombro de Nehemías, también su enojo.
Hasta aquí conviene repetir: No hay ninguna ruina que venga de la nada, no hay ningún adormecimiento fruto de la casualidad.
PELIGRO: Si sucumbimos a la tentación de vivir igual que otros pueblos o con mezclas de otras culturas que no son del Reino de Dios podemos seguir funcionando como una ciudad normal pero en ruinas.
Por lo que leemos en el capítulo 13, el pueblo pretendía seguir funcionando como siempre pero como los muros levantados. Ya había pasado la alegría y la emoción por lo novedoso quedaba en el recuerdo.
Pero un hombre de Dios por los cuales la tierra clama hoy va mas allá, no sólo quiere que las cosas externas funcionen sino que apunta al corazón.
Junto con la restauración de los muros nuestra vida debe ser levantada desde el mismo suelo porque antes que tu casa, tu Iglesia o ciudad se venga abajo tu corazón es que el que caerá a pedazos.
¿Para qué nos sirve un muro?
Para protegernos de los peligros externos, para separar el territorio sobre el cual gobernamos. Son los límites donde se habla un lenguaje en común y todos somos incluidos.
Desde los muros hacia adentro se marcan los límites. Ahí está nuestra intimidad y la casa de Dios es edificada uniéndonos en un mismo propósito y destino.
En cierta forma, dentro de los muros nos parecemos, pues tenemos una misma cultura ; una misma forma de establecernos bajo las mismas leyes y principios para todos.
[Cuando caen los muros de protección algo se derribó primero en nuestro corazón]
[Cuando caen los muros aquello que nos daba identidad comienza a desmoronarse]

¿Por qué caen los muros?

Abandono de la palabra de Dios:
Si un principio de Dios dado en su palabra eterna no nos funciona en nuestra vida no es problema de Dios, es por causa nuestra. Cuando perdemos la comunión con el Señor y como Iglesia cambiamos de naturaleza todo lo divino se hace impracticable razón por la cual no lo rechazamos totalmente sino que optamos por lo mas tentador: Mezclar algo de Dios con lo un poco del hombre caído trayendo ruina a nuestra vida y la de los que no rodean.

Alianzas y mezclas con los enemigos del pueblo:
Nehemías se encuentra en el capítulo 13 con gente emparentada con los enemigos de la reconstrucción del muro. Incluso le tenían su cuarto especial.
Sanbalat y Tobías
El espíritu que representan en estos dos hombres permanece en la ciudad amada aún con los muros levantados.  ¿Quiénes son ellos?
-Enemigos de la ciudad de Dios.
-Opositores al plan de restauración de la ciudad.
-Burladores de la autoridad legítima.
-Ignorantes y menospreciadores de las cartas y autoridad del rey que había enviado a Nehemías.
-Son enemigos del bien del pueblo de Dios.
Frente a otros referentes e influencias extrañas en medio del pueblo de Dios la instrucción es una sola: SACARLOS.
¿Cómo podremos combatir a un enemigo que ha establecido su cultura e influencia en medio nuestro?





Abandono del ministerio y de la casa de Dios:
Cuando olvidamos los principios de Dios ya no hay amor ni carga por el ministerio. Es mucho más atractivo preocuparse por el diario vivir que por la casa de Dios que permanece desierta.
En cada tiempo de crisis y de alejamiento de las cosas de Dios su casa quedaba desierta.
Aquellos dones consagrados a Dios son los primeros en recibir los embates cuando una ciudad sucumbe a una cultura foránea donde todo lo que signifique consagración es una pérdida de tiempo y desperdicio.

Quebrantamiento del día de reposo:
El día dado por Dios en mandamiento para honrarlo a El había sido olvidado por las ocupaciones diarias. El día consagrado a Dios ya es como cualquier día,  tal como cualquier pueblo dejar de trabajar un día para enfocarse en Dios ya no es parte de la cultura de la ciudad amada.
El intercambio comercial y el mercado arrasan con el día y tiempo consagrado a Dios. ¿No nos suena familiar eso?
Se invertía tiempo y capacidades para que la ciudad funcionara normalmente pero con los muros caídos.
Al ver esto Nehemías de forma radical embiste el comercio de la ciudad, tal cual como Jesús en el templo con los que comerciaban y altera la vida del pueblo.
 Cuando un hombre (Nehemías) está viviendo en el Kairos de Dios hasta la economía de una ciudad es trastocada.
Para volver a los principios de Dios se necesitan hombres radicales por Dios dispuestos a producir tremenda incomodidad.
¿Dónde están esos valientes que nos invitan a vivir de acuerdo a los principios de Dios?
¿Dónde están aquellos consagrados en la Iglesia que nos exhortan que a pesar de toda actividad productiva que podamos hacer aún queda mucho por reconstruir?

El problema no es el intercambio comercial y las muchas actividades.
El problema es vivir en el tiempo del hombre “vivo mi tiempo para comer y trabajar” y no tener idea del tiempo de Dios “quiero restaurar mis muros y mi casa”.
Muchas veces estamos tan afanados por el cronos que “descuidamos y desaprovechamos” el kairos de Dios.
[Pensar que podemos tener tantas actividades religiosas mientras los muros están caídos por generaciones completas y no nos damos cuenta]
El Mandamiento olvidado fue: “….pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Éxodo 20:10 (NVI)

Matrimonios fuera del orden de Dios:

Neh 13:23  Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas;
Neh 13:24  y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo.
Neh 13:25  Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos.
Uno de los momentos culmines del capítulo 13 de Nehemías es cuando se percata que muchos niños judíos hablaban otro lenguaje. Su lengua materna había sido traída a la ciudad porque muchos judíos se habían unido a mujeres extranjeras.
Este es un punto de gran relevancia pues la lengua materna es la base del pensamiento del niño, a través del lenguaje se transmite visión del mundo.
La lengua que hablaban tenía sus raíces en los pueblos filisteos (Asdod), no era sólo un asunto de aprendizaje, ya involucraba la implantación de otra cultura que llevaba a estos niños a no conocer el idioma de sus padres judíos.
Si en la infancia de estos niños se había establecido una cultura y manera de ver el mundo diferente al pueblo de Dios lo que se hiciera después era una batalla perdida.
Los mismos cimientos se estaban socavando mientras la ciudad pretendía funcionar normalmente.
En este contexto se entiende la ira de Nehemías al ver tal alejamiento de las verdades de Dios y de sus mandamientos los cuales tenían un propósito concreto.
Varios lenguajes, varias morales, varias culturas, varias formas de vivir como familia y varios dioses no son otra cosa que síntomas de que los muros han caído y se han mantenido así por mucho tiempo de tal forma que otras culturas se establezcan.


Contaminación :
¿Qué destino en Dios habrá cuando sus hijos se contaminan?
Cuando lo consagrado a Dios ya deja de serlo perdiendo su naturaleza.
En estos tiempos donde “todos” somos sacerdotes, ¿Estaremos a la altura de lo que se nos demanda?
Los dones encargados de advertir del peligro, llevarnos a buscar a Dios y a madurar como cristianos ¿Están presentes actualmente en la Iglesia o estarán dormidos?
Que en estos tiempos el Señor despierte a su Iglesia y sus hijos se levanten en toda la tierra.
Levántanos de manera íntegra, levántanos para lo completo, no cosas a medias.
Levántanos para volver a la palabra
Y quitar toda mezcla.
Levántanos a vivir la cultura del cielo aquí en la tierra.
Levántanos para hacer tu voluntad.
Levántanos en medio de la ruina con ánimo para declarar las cosas que no son como si fuesen.
Levántanos a edificar tu casa y tu ciudad.

Un cristiano o cristiana genuino no podrá jamás vivir tranquilo mientras la casa de Dios esté desierta y sus muros caídos.

Alberto Rojas

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