La Iglesia, (donde Dios habita)

1ª Parte              La iglesia frente a la sociedad



           La Iglesia nace en Jerusalén en medio de una sociedad judía. Y aunque Israel está bajo el dominio político del Imperio Romano, la totalidad de sus miembros son de cultura judía, personas practicantes de sus preceptos religiosos lo que significa tener una cosmovisión profunda, definida y transversal del ser judío y ser pueblo judío.
          La irrupción de la Iglesia en la sociedad de Jerusalén produjo un impacto significativo. Además de ser muy impresionante la gran cantidad de personas que se integran a la Iglesia, también lo es el hecho de que este cristianismo que ahora abrazan está construido sobre el hecho cierto del ministerio de Jesús, del propósito de su humanización, muerte y resurrección. Este Jesús es el portador de una “nueva noticia” de parte de Dios:   ha llegado el tiempo preciso para  la reconciliación de los hombres con Dios y que esto pasa por la aceptación de Jesucristo como propiciación por los pecados de los hombres  y vivir de acuerdo a las enseñanzas que Él transmitió a sus discípulos. Y estos dos hechos – Jesús como cordero propiciatorio y sus enseñanzas- causarán un profundo impacto en la sociedad de Jerusalén.
          La Iglesia no está apuntando a una mera aceptación conceptual o a  una nueva interpretación de la religiosidad judía sino a una experiencia con Cristo resucitado que produce un cambio tan radical que los que se vuelven al llamado de la Iglesia entienden que deben “morir y abandonar” la cosmovisión judía para incorporar ahora una cosmovisión cristiana que permita la comprensión y experiencia de la vida en su expresión más completa.
            Este cristianismo empieza a tener un efecto demoledor en los que se hacen cristianos. Lo que antes se entendía y procuraba vivir de una manera ahora es entendido de una manera diferente y vivido de acuerdo a esa enseñanza. Pero también este impacto afecta a la religiosidad judía, pues muchos de ellos y aún de los sacerdotes abandonan sus filas para incorporarse a la Iglesia. Esto trae cuestionamientos al interior del judaísmo, se producen discusiones, se alteran los ánimos y aparecen las opciones violentas para detener el crecimiento de la Iglesia.
¿Por qué la Iglesia afecta de esa forma a la sociedad de Jerusalén? ¿No ha habido previamente diversos grupos religiosos con una visión diferente de la religiosidad judía, con ánimo de cambios y de  generar un mejor nivel espiritual? ¿O también grupos que se oponen a la tiranía romana y procuran su emancipación?
La respuesta es que sí, que efectivamente han existido diversas organizaciones que procuran cambios en una u otra dirección, pero sólo que cada una de ellas ha logrado atraer a un puñado de adeptos para activarse por un tiempo para luego desaparecer en el letargo de la intrascendencia.
Pero la Iglesia está generando cambios notorios y profundos. Desde el punto de vista del ciudadano de Jerusalén se observa que la Iglesia acoge a todas las personas sin importar su condición social, se codea el rico con el muy pobre, la otrora despreciada y marginada mujer encuentra su espacio junto a  los varones, la persona culta con la ignorante y en ese espacio todos tienden a amalgamarse.
Es en la Iglesia, bajo la guía del Espíritu y  de la Palabra de Cristo donde la comunidad cristiana logra derrotar la miseria económica. La expresión “que no había entre ellos ningún necesitado” es una declaración que corresponde a una realidad sólo presente en la Iglesia. Y esto sí que es un impacto potente a ojos de los que han vivido todas sus vidas en medio de la más aberrante pobreza, miseria e injusticia.
Pero no tan sólo es el área socio-económica la impactada por la Vida que vive en la Iglesia, sino que además surgen con fuerza nuevos principios y valores que trae la Palabra para traer dignidad a los hombres. En la Iglesia se enseña a los varones a respetar sus esposas, a darles un trato amoroso y deferente, se ordena la familia acentuando su propósito generacional, se establecen roles y responsabilidades definidas al interior de ella, se enseña un estándar moral y ético para todas las conductas humanas sin excepción. El amo ahora sabe cuál es la justicia que Dios espera de él para con sus trabajadores, y también éstos conocen cuál es la correcta actitud para con aquél que les da empleo. Ahora los discípulos en la Iglesia saben cómo relacionarse  con su prójimo, con el Estado, con el injusto que quiere dañarle, con los extranjeros y  finalmente saben y asumen el enorme compromiso para con todos los hombres de la sociedad en la que habitan.
   El cristianismo es integral, aborda TODAS las áreas, necesidades y responsabilidades del ser humano. De ahí en adelante la sociedad experimentará el efecto que la Iglesia trae consigo, esto es que donde la Iglesia se manifiesta se producen los cambios que sólo Dios puede traer. Sólo que para cambiar la sociedad deben cambiar sus componentes y esto es precisamente lo que se experimenta en la Iglesia el hombre es transformado totalmente.

Pastor Manuel Muñoz P

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