Dos palabras que Desarman
Por varios años un amigo mío llamado Craig Detweiler ha estado llevando a sus estudiantes de comunicación de la Universidad de Biola y la Universidad de Pepperdine al festival Sundance de cine independiente. Una vez el festival agotó las entradas de una proyección de una película mordaz en su representación de los evangélicos estadounidenses. La película cuenta la historia de una familia blanca suburbana que muere en un accidente automovilístico en el camino a una reunión de la iglesia Bautista del Sur. A su llegada en el cielo, un Jesús tatuado les envía de nuevo a la tierra, esta vez despojados del pecado original, ellos celebran su desvergüenza caminando desnudos y haciendo cosas que impactan a sus amigos y vecinos. Finalmente, en un estudio bíblico la comunidad cristiana traza un plan para dar a la familia un pastel de manzana mezclado con veneno, enviándolos inmediatamente de vuelta al cielo.
De acuerdo con Craig, el público se reía a carcajadas durante toda la película, disfrutando de la representación de los cristianos como reprimidos, intolerantes e incluso homicidas. El director disfrutó de una ovación de pie y luego respondió preguntas de la audiencia. Alguien le preguntó si los cristianos conservadores habían visto la película. "Estoy listo para la pelea", respondió el director.
Voy a dejar que Craig relaté lo que sucedió después, como comenta en su libro Un Estado púrpura de la mente:
Luché para componer mis palabras. Mi voz se quebró un poco. A duras penas dije "Jay, gracias por esta película. Como nativo de Carolina del Norte, compañero cineasta, y cristiano evangélico ... "
Yo nunca uso la palabra evangélico. Está tan cargada de bagaje negativo que por lo general trato de alejarme de esas asociaciones. Pero en este caso, me pareció perfectamente apropiado. Yo estaba hablando en nombre de mi comunidad, en respuesta a una determinada posición en la que nosotros mismos nos habíamos metido. Jay dio un paso atrás, listo para la pelea. Él se puso tenso, se preparó para lanzar un contraataque. El público tuvo la sensación de que las cosas se iban a poner feas. Mis siguientes palabras lo tomaron desprevenido:
"Jay, me disculpo por todo lo que te hemos hecho en el nombre de Dios."
El tenor entero en la sala cambió. Los miembros de la audiencia se voltearon. "¿Escuché correctamente?" Se estiraron los cuellos. "¿Quién dijo eso?" Jay tartamudeaba las palabras, sin saber cómo responder. Él estaba listo para ser atacado, no estaba preparado para una disculpa. Él ofreció un modesto: "Gracias." El público estaba desarmado literalmente ....
Miembros de la audiencia se acercaron a mí después con abrazos. Una pareja de lesbianas me dio las gracias. Hombres gays me besaron. Una persona dijo, "Si eso es cierto, podría considerar darle otra oportunidad al Cristianismo." Lágrimas se derramaron por todas partes. Bastaron dos pequeñas palabras: "Me disculpo".
Mis estudiantes aprovecharon la ocasión, hablando con el elenco y el equipo, invitándolos a unirse a nosotros para seguir conversando. Nuestros "enemigos" se hicieron amigos rápidamente, uniéndosenos para el almuerzo. El elenco vino a nuestra clase al día siguiente, respondiendo preguntas durante una hora. El actor admitió lo asustado que estaba para entrar en nuestro lugar de encuentro en la iglesia. En el escenario, confesó: "Al llegar a este edificio, mi corazón latía más que en cualquier audición que he tenido." El productor dijo: "Este fue el momento más importante de la semana." Una simple disculpa provocó una serie de conversaciones e intercambios acerca de nuestra fe y cómo vivirla.
En los años posteriores, Craig y sus estudiantes han sido anfitriones de repartos y equipos de otras películas que tocan temas espirituales, entre ellos algunos que se burlan de los cristianos. El escritor de Higher Ground informó que "fui invitado a hablar en su iglesia por una sesión de preguntas y respuestas y de verdad que fue la experiencia más emocionante que puedo recordar en mucho tiempo. Ellos eran la antítesis del juicio...". Experiencias como éstas ayudan a convencerme de que el enfoque de admitir nuestros errores, además de ser más fiel al evangelio de la gracia, es también más eficaz para expresar lo que somos. La propaganda hace que la gente se disuste; admitir errores humildemente desarma. Lejos de pretender tenerlo todo, los cristianos confiesan con regularidad que las cosas no son de esa manera. Después de todo, Jesús dijo que vino por los enfermos y no por los sanos, por los pecadores y no por los santos.
La revista Leadership informó sobre cuatro quejas que escuchan de los buscadores espirituales: No me escuchas. Me juzgas. Tu fe me confunde. Hablas de lo que está mal en vez de hacer las cosas bien. Reflexionando sobre estas quejas, se me ocurre que los cristianos fallan en comunicarse con los demás porque ignoran los principios básicos de las relaciones. Jesús, Pablo, Juan y Santiago hicieron hincapié en un principio por encima de todos los demás: amar a Dios y amar al prójimo. Por no escuchar, al juzgar, al decir palabras altisonantes que no se traducen en acción, disuadimos a un mundo sediento del Agua Viva que realmente puede satisfacer.
La revista Leadership informó sobre cuatro quejas que escuchan de los buscadores espirituales: No me escuchas. Me juzgas. Tu fe me confunde. Hablas de lo que está mal en vez de hacer las cosas bien. Reflexionando sobre estas quejas, se me ocurre que los cristianos fallan en comunicarse con los demás porque ignoran los principios básicos de las relaciones. Jesús, Pablo, Juan y Santiago hicieron hincapié en un principio por encima de todos los demás: amar a Dios y amar al prójimo. Por no escuchar, al juzgar, al decir palabras altisonantes que no se traducen en acción, disuadimos a un mundo sediento del Agua Viva que realmente puede satisfacer.
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