EL DRAMA DE HOY: "CREO EN DIOS PERO NO CREO EN LA IGLESIA"
Muchos han pronosticado que este ha sido el tiempo donde las instituciones tradicionales han caído, entre éstas la Iglesia.
En esta era post moderna donde el individualismo se ha propagado por doquier, la creencia personal y el camino individual han triunfado en distintos ámbitos. Como resultado de lo anterior se busca BORRAR a Jesús como el ÚNICO camino al Padre, y por ende, a la Iglesia.
Las estructuras religiosas de este tiempo van sucumbiendo, pero creemos que la Iglesia del Señor permanece firme y a punto de dar a luz una generación de hijos de Dios dispuestos a todo por su proyecto.
En los nostálgicos años ochenta viví mi niñez en una "típica iglesia" evangélica, sin duda había pasión, fervor, trabajo y sacrificio. Hoy veo esa realidad con agradecimiento, sin embargo, en ese tiempo por falta de visión no se hizo casi nada por la generación en la cual estamos hoy. Muchos de mis amigos, líderes y referentes hoy se encuentran apartados del camino de la fe, muchos hijos cuyos padres y madres pregonaban a voz en cuello las verdades de Dios han abandonado la realidad de la Iglesia, es más, muchos declaran: "Creo en Dios, pero no creo en la Iglesia".
Motivos para que la presente generación diga NO a la Iglesia hay muchos, pero también no podemos quitar la responsabilidad que cada uno pueda tener frente a Dios.
Creo que cuando esos discípulos declararon: "Tu eres el Cristo, el hijo del Dios viviente" estaban declarando el fundamento, la roca, la verdad suprema donde se edificaría lo más maravilloso en la tierra: "La Iglesia". Sobre esta verdad "Cristo, El Hijo del Dios viviente" marcharíamos todos juntos a cumplir nuestro objetivo.
Si no hay un encuentro con Cristo en la presente generación no podremos vivir la realidad plena de la Iglesia.Recordemos que todos habían dejado a Cristo, pero sólo a los que se quedan y dejan todo por Él pueden tener acceso a Cristo el Señor, el sustento de la Iglesia.
El problema al que nos enfrentamos es que, las personas pueden NO TENER un encuentro con Dios, pero participar de una congregación, ir a seminarios, cantar alabanzas, vivir cierta realidad moral, pero en cualquier momento, frente a una crisis u otro evento abandonar la congregación como quien abandona los estudios o un trabajo.
El día que se nos revele Cristo el Señor, entenderemos que Cristo no podemos separarlo de la Iglesia, nació de Él. Cristo es la cabeza y cuando un miembro del cuerpo se sale deja una herida abierta y la Iglesia deja de cumplir su función transformándose en un cuerpo doliente y muchas veces enfermo que está muy lejos de ese poderoso y nuevo hombre prometido por Dios para este tiempo.
¿Qué hacer?
En el caso de esta nueva generación: Si se les revela Cristo el Señor, podrán ver que forman parte de la Iglesia del Señor y desde ese momento comenzarán a prepararse para desarrollar su potencial en pos de la Iglesia, su desarrollo será sostenido hasta que la Iglesia los envíe a una función específica.
Hermanos, la Iglesia del Señor es un lugar de entrenamiento, no es algo construido por hombres, en una instancia donde comenzamos con nuestras niñerías para luego ir creciendo y madurando para llevar a otros al conocimiento de Cristo.
Es tiempo de dejar los clásicos énfasis propagados por los maestros religiosos que intentan modelar la mentalidad para ser un evangélico mas en nuestro país.
Hoy es tiempo para ministrar sobre la Iglesia y su propósito, pero antes de ministrar, procuremos vivir la Iglesia. SIN DUDA, por un camino como éste la persona que recibe al Señor vivirá los años más apasionantes de su vida.
No será una antorcha que se encienda por la emoción para luego apagarse, sino que será una antorcha que luego junto a otros encenderemos el mundo entero.
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